jueves, 18 de septiembre de 2008

ENTRE LAS DIEZ Y LAS ONCE




Hoy comencé con “A night in Tunisia” un tema de Dizzie Guillespie que se ha convertido en un clásico. Algo esperaba yo de esta noche fresca en Monterrey. Algo que llegara mientras ponía alguno de los temas o mientras hablaba. Así fueron desfilando Jaco Pastorius y su extraño destino, Sharon Jones y el hermoso descubrimiento de su voz, Pat Metheny que me hiciera recordar esas caminatas aun sin amanecer rumbo a la universidad y cuando llego Herbie Hancock y su ¨River¨ fue cuando mas conmovido me sentí, pero no precisamente por la canción en voz de Corine Bailey Rae, sino porque me descubrí preocupado por unos amigos y su tristeza.

Siempre pensé que los problemas o angustias de otros, solo ellos podían sentirlas, y mi punto tiene su lógica, pero incluso hasta la lógica tiene sus desvaríos y aparece la magia de los desconocido. De la mano de un río que creara un día Joni Mitchell y que hoy correría libremente de las manos de Herbie Hancock a la voz de Corine y de ellos al dique abierto de mis pensamientos. Ese que fue abierto entre las diez y las once de la noche.

Hoy me descubrí preocupado por la tristeza y sus nuevos amigos.

¨ Hay días en los que es necesario mirar a los ojos y creer ¨

jueves, 11 de septiembre de 2008

TAKE FIVE




Hoy escuché después de mucho tiempo de no hacerlo, el tema “Take five” de Dave Brubeck Quartet, y fue como acudir a ese viejo cajón donde se guardan cartas, fotos, detalles de algún día o algún suceso, partes de aquello que fuimos en algún momento y no queremos que se nos olvide. Así sucedió hoy en la noche. Fue el primer tema que puse en el programa de radio y entonces esa pequeña puerta que solo necesita de un empujón se abrió.
Sensaciones vivas en el pensamiento, sin nombres, recuerdos escondidos en algún lugar pequeño que aparecen con el viento de un saxofón tocando en 5/4. Es increíble todo lo que puede quedar de uno guardado en una canción.

“Te mamaste con esa rola, esta chingona, deja voy a darme un gallo” me dice Hugo en un mensaje. Entonces pienso: Esto es cool jazz. Y no se porqué pero cuando uno escucha “Take five” se siente cool, ni siquiera se exactamente que quiero decir con “cool” pero sé que al escucharlo algo se mueve, y si hay movimiento sea cual sea…uno se siente vivo.

¿Cómo explicarlo? Aparece Joe Morello andando con garbo, cinco pasos y sus tambores marcan el ritmo de la conversación como diciendo: aquí hablaremos sin tapujos.
Cuando Morello a tomado su lugar, llega Brubeck a la cita, toca su piano con esa frase que nunca podremos sacar de nuestras cabezas; Un acorde que anuncia su llegada acompañado por el respaldo de un Eugene Wright en el contrabajo seguro en sus pasos, diciéndonos que también hay otras formas de caminar sin caer, que el tiempo no se maneja ni nos maneja, tan solo se pacta una tregua entre ambos.

“Hace poco escuche esa canción en los Simpsons” me dice Ricardo. Después de todo ya forma parte del cancionero popular desconocido por nosotros.

La cita queda completa cuando irrumpe Paul Desmond con su delicado y nostálgico sonido de sax alto. Nos lleva de un pensamiento a otro, coincidimos con el cuando nos da su opinión traducida en notas musicales, hacemos nuestra la melodía y la tomamos porque nos corresponde, porque se ha quedado con parte de nuestros sueños, esos que a nadie le contamos, la hacemos nuestra porque ahí anclaremos cuando necesitemos descansar un poco por las noches después de nadar la mitad del día en este océano de asfalto, lidiando con su marea alta y su marea baja, la hacemos nuestra porque conoce nuestros secretos.

Hoy escuché de nuevo “Take five” y el cajón se abrió.